Napoleón en su conquista de Europa también tenía planes para España y la quiso incluir en su Imperio.
La corona española estaba disputada entre sus dos herederos Carlos IV y Fernando VIII, y por ello Napoleón les citó con la intención de "resolver" dicho conflicto, ya que necesitaban su ayuda y su apoyo, uno para recuperar el trono y otro para legitimar sus poderes. De modo que viajaron hasta Bayona, el 30 de abril de 1808, donde fueron recibidos y agasajados por el emperador francés, que les trató como verdaderos reyes.
Napoleón amenazó a Fernando VIII para que abdicara en favor de Carlos aunque este rechazó la idea. Como consecuencia, Fernando VIII comunicó a las Cortes y a las Juntas que se encontraba sin libertad, delegando en ellas sus poderes para que actuaran en su ausencia.
Finalmente, Carlos IV cedió su corona a Napoleón, y juntos amenazaron a Fernando VIII para que la cediera el también. Dánsose por vencido, Fernando VIII abdicó en Napoleón todo su poder, el cual recayó sobre Jose Bonaparte, hermano del emperador.
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